
Recorríamos un paisaje que, poco a poco, llegaba al punto de la belleza. Se hacía rogar, pero finalmente apareció ante mis ojos.
Era una especie de edificio o elemento que destacaba sobre el llano, y fue definiéndose poco a poco.
En ese momento le dije a mi acompañante: Es eso, mira allí, allí está.
Al mismo tiempo que se iba definiendo la imagen, vi que estaba de pie, de forma inestable, sobre una cornisa de piedra; y curiosamente – en el sueño soy consciente de esta rareza – en el último instante en que la imagen de la belleza se concretaba, mis pies resbalaban hacia el vacío, y le pedía a mi amigo que me ayudase a sostenerme.
Asociaciones con el sueño:
Me parece una situación relacionada a la cuestión del significante. Lo natural es buscarlo, por lo cual, cuando lo encuentras, te ves amenazado. ¿Qué hacer, humanito, ante esta especie de condena a que la búsqueda obliga?
- Buscar, sin encontrar jamás, es tu destino.
Quien se empecina en quedarse con los productos de lo buscado, construyendo un mundo de cosas encontradas, se torna fanático y destructivo; tanto para él como para los otros.
El humanito, que se cree mucho y es poquito, tiene razones basadas en su dependencia inconsciente (del significante), para creerse mucho. Y para ser poquito también tiene razones: las de poner pies en polvorosa.
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