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lunes, 26 de enero de 2009

LA PASIÓN DE ROMPER EL JUGUETE

Sentirse insatisfecho es propio de la naturaleza humana. Es de sabios saber conformarse y ser feliz con lo que se tiene. Es por lo tanto, una gran tentación no conformarse, sino procurar seguir más adelante en el intento de lograr otra cosa que se imagina mejor.
Esta insatisfacción lleva a situaciones curiosas, como el caso de la persona o comunidad, que llega a la plenitud de sus objetivos en todos los campos, como cultura, afectividad, economía. Y sin embargo, estas personas no logran resistirse a la humana tentación de sentirse insatisfechos.
Y como se hallan en la situación de haber logrado sus objetivos, entran en la tentación de querer acabar con su prosperidad, y comienzan una dirección suicida, para menoscabar lo logrado.
Normalmente – salvo en casos de maldad perversa – esta tendencia autodestructiva, se lleva a cabo de forma inconsciente. El sujeto o la sociedad que está yendo inconscientemente contra sus propios intereses; conscientemente suele creer todo lo contrario, que van hacia un logro aún mayor, o hacia una mayor consolidación de sus logros reales.
Es lo que llamamos la pasión por romper el juguete.
Muchas veces, por lo tanto, detrás de una cortina de humo de aparentes razones, se halla esta tentación que corresponde a la naturaleza humana en su estado puro o infantil; aquel del cual, al conformarnos como adulto, tenemos que dejar de lado a la hora de gestionar nuestros negocios con la realidad.
Qué necesidad hubo en mi país de origen, Argentina, de llegar al estado que atravesamos desde hace varias décadas. Podría haber otros casos actuales en España.
Es dudoso que haya alguna. En cambio, no es dudoso que pongan en peligro los logros largamente acariciados y por fin conseguidos.
No queremos decir tampoco que lo conseguido sea superlativo, pero nos parece suficientemente claro y real, para validar la hipótesis.
Efectivamente, estos baremos son suficientes para dar sostén a esa lectura, la de que se está intentando romper el juguete. Pasión infantil, tan humana como peligrosa, cuando guía la acción de los adultos.
Tendríamos que ser conscientes de que no es poco lo que tenemos, como un antídoto contra esta pasión destructiva, y así poder dedicarnos a cuidarlo.
Es más olímpico, más maravilloso, romper que conservar. Conservar es aburrido, para la mente infantil.


Luis Schnitman

1 comentario:

  1. Hola Sr. Schitman, soy amigo de su hijo Federico, estudiamos juntos en la universidad en Madrid, ¿cómo puedo localizarle?

    Gracias.

    Saludos,

    Marcos

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