A la estafa de Madoff se la interpreta como un síntoma de la época de la ideología de la ganancia fácil, del ganar sin trabajar.
Hay quien generaliza este modelo de estafa a toda la sociedad, incluyendo la cultura y la ciencia.
Me siento inclinado a pensar como un acierto esta ampliación de la pirámide de la estafa.
Podría ser una generalización del razonamiento lógico, con lo cual se invalidaría el concepto, lo acepto. Y no voy a decir que estoy seguro de que no sea así. Sin embargo, aceptada esta posibilidad de error, y sin la ingenuidad del que se afana por ganar sin trabajar, creo que a veces especular es lícito, especialmente cuando nos hallamos ante situaciones de crisis como la actual.
Parece cierto que no se trata sólo de una crisis económica. Se habla de una desregulación, de una mayor necesidad de control. Se trata de colocar la balanza del tratamiento del mal en el medio entre dos extremos, el de la intervención del estado y el libre mercado libertino.
Alguien (de los reguladores públicos) debe haber sabido lo que se estaba cociendo. ¿Por qué no saltó la alarma?
La respuesta, más allá de lo que dictaminen los involucrados, es que el sistema libertino ha influido en la falta de regulación, o en la manga ancha por parte de los reguladores.
En este ángulo creo que se puede generalizar.
Una época de la civilización, abarca en gran medida a las formas de pensar, a las ideologías sobre el vivir. Un libertinaje financiero es parte de un sistema ideológico que se emparenta por razones lógica o económicas con una ideología de la economía del ciudadano y la familia, como ser la ideología consumista. La ideología consumista se emparienta con la de una economía basada excesivamente en el crédito. “Compre con la tarjeta, compre con lo que no tiene”. Una ideología de este tipo va en paralelo con una ideología de que la vida es fácil. La felicidad está en que tenga un vestido rojo, de una marca azul, etc. La sociedad deja de lado la ideología del esfuerzo, del trabajo, de que hasta el amor tiene un trabajo que lo produce y lo sostiene. Hasta el ocio en este sentido es trabajo.
Una ideología de lo fácil que es ser feliz y tener éxito en la vida, requiere una educación de que los problemas psíquicos no existen, en que todo es la conciencia del querer que te vaya bien para que eso se cumpla en la realidad.
Coincide también con una ideología de la acción como principio y fin de la vida. Quiero hacer, quiero viajar, quiero amar, quiero ser rico, etc. Quereres de inmediato cumplimiento.
Una ideología del no pensamiento implica una literatura fácil, de la inmediatez, de figuras de acción, en cierto sentido cinematográficas, literatura de acción o de estímulo emocional, que deja de lado el trabajo intelectual, el de pensar.
En mi espectro profesional, como psicoanalista, vemos florecer las terapias imaginarias, mágicas, facilistas. Cuando esto no funciona, porque el problema tiene gravedad, porque la persona está perdida en exceso en un camino de errores de concepción de las cosas de su propia vida, cuando se ha hecho una montaña de errores, no queda otro remedio que un verdadero psicoanálisis, una real revisión del camino. Lo que no es fácil ni rápido y sobre todo es un trabajo, vale decir que tampoco es magia. Esto descorazona la ideología facilista, la de producto sin trabajo, y se sigue con más magia imaginaria. Y se aumenta el problema, vale decir que se entra en un funcionamiento de pirámide.
Cuando las expectativas no se cumplen, si todavía se está a tiempo, no queda más remedio que ponerse a pensar. Cosa que no se puede hacer si no se tiene una verdadera formación. Nos hallamos en una situación pasada de madura: tenemos que resolver nuestras estructuras fallidas pero, aún hundidos en las fallas producidas, padeciéndolas, minusvalidos por ellas, antes de resolver nuestros conflictos, tenemos que empezar por aprender a pensar, primer paso en el mundo real, para empezar a trabajar en resolverlas. Es en todo caso, el primer paso para resolver el problema.
De este modo, en la cultura y en la ciencia, nos vamos endeudando en créditos basura que nos permitirán salir del paso e ir viviendo cada vez más a la baja. En una economía de pirámide, ya no sólo en cuanto al aspecto financiero, sino de organización de la vida y la civilización.
Luis Schnitman
15.12.2.008
Hay quien generaliza este modelo de estafa a toda la sociedad, incluyendo la cultura y la ciencia.
Me siento inclinado a pensar como un acierto esta ampliación de la pirámide de la estafa.
Podría ser una generalización del razonamiento lógico, con lo cual se invalidaría el concepto, lo acepto. Y no voy a decir que estoy seguro de que no sea así. Sin embargo, aceptada esta posibilidad de error, y sin la ingenuidad del que se afana por ganar sin trabajar, creo que a veces especular es lícito, especialmente cuando nos hallamos ante situaciones de crisis como la actual.
Parece cierto que no se trata sólo de una crisis económica. Se habla de una desregulación, de una mayor necesidad de control. Se trata de colocar la balanza del tratamiento del mal en el medio entre dos extremos, el de la intervención del estado y el libre mercado libertino.
Alguien (de los reguladores públicos) debe haber sabido lo que se estaba cociendo. ¿Por qué no saltó la alarma?
La respuesta, más allá de lo que dictaminen los involucrados, es que el sistema libertino ha influido en la falta de regulación, o en la manga ancha por parte de los reguladores.
En este ángulo creo que se puede generalizar.
Una época de la civilización, abarca en gran medida a las formas de pensar, a las ideologías sobre el vivir. Un libertinaje financiero es parte de un sistema ideológico que se emparenta por razones lógica o económicas con una ideología de la economía del ciudadano y la familia, como ser la ideología consumista. La ideología consumista se emparienta con la de una economía basada excesivamente en el crédito. “Compre con la tarjeta, compre con lo que no tiene”. Una ideología de este tipo va en paralelo con una ideología de que la vida es fácil. La felicidad está en que tenga un vestido rojo, de una marca azul, etc. La sociedad deja de lado la ideología del esfuerzo, del trabajo, de que hasta el amor tiene un trabajo que lo produce y lo sostiene. Hasta el ocio en este sentido es trabajo.
Una ideología de lo fácil que es ser feliz y tener éxito en la vida, requiere una educación de que los problemas psíquicos no existen, en que todo es la conciencia del querer que te vaya bien para que eso se cumpla en la realidad.
Coincide también con una ideología de la acción como principio y fin de la vida. Quiero hacer, quiero viajar, quiero amar, quiero ser rico, etc. Quereres de inmediato cumplimiento.
Una ideología del no pensamiento implica una literatura fácil, de la inmediatez, de figuras de acción, en cierto sentido cinematográficas, literatura de acción o de estímulo emocional, que deja de lado el trabajo intelectual, el de pensar.
En mi espectro profesional, como psicoanalista, vemos florecer las terapias imaginarias, mágicas, facilistas. Cuando esto no funciona, porque el problema tiene gravedad, porque la persona está perdida en exceso en un camino de errores de concepción de las cosas de su propia vida, cuando se ha hecho una montaña de errores, no queda otro remedio que un verdadero psicoanálisis, una real revisión del camino. Lo que no es fácil ni rápido y sobre todo es un trabajo, vale decir que tampoco es magia. Esto descorazona la ideología facilista, la de producto sin trabajo, y se sigue con más magia imaginaria. Y se aumenta el problema, vale decir que se entra en un funcionamiento de pirámide.
Cuando las expectativas no se cumplen, si todavía se está a tiempo, no queda más remedio que ponerse a pensar. Cosa que no se puede hacer si no se tiene una verdadera formación. Nos hallamos en una situación pasada de madura: tenemos que resolver nuestras estructuras fallidas pero, aún hundidos en las fallas producidas, padeciéndolas, minusvalidos por ellas, antes de resolver nuestros conflictos, tenemos que empezar por aprender a pensar, primer paso en el mundo real, para empezar a trabajar en resolverlas. Es en todo caso, el primer paso para resolver el problema.
De este modo, en la cultura y en la ciencia, nos vamos endeudando en créditos basura que nos permitirán salir del paso e ir viviendo cada vez más a la baja. En una economía de pirámide, ya no sólo en cuanto al aspecto financiero, sino de organización de la vida y la civilización.
Luis Schnitman
15.12.2.008
Sobre la Pirámide General
ResponderEliminarA buena hora el oído atento del psiquiatra se acerca a la calle para escuchar el rumor de las estructuras visibles e inconcientes que dominan la forma en que cumplimos nuestro ciclo natural de nacer, estudiar, creer, producir – reproducir y morir, heredar, trascender sobre todo cuando por razones históricas los que más piensan se unen con los que más piensan. Y los que menos se aglutinan con los que menos como el lúpulo que fermenta la bebida social. Aquella que vive obsesionada con la ebriedad de la riqueza sin la resaca del trabajo ni duro, ni blando.
Alguien dijo que la felicidad o por lo menos una expresión de la misma era el fín supremo de la vida humana. Felicidad asequible en un rango que va desde la castidad hasta el sensualismo pasando por todas las formas de crédito, las famosas pólizas ultraterrenas, la simonía, las prebendas y las incontables hipotecas que se asumen en busca de un estado ideal, basado en la ceguera temporal y el olvido.
Brecht decía algo así: ¿Que delito es robar un banco comparado con fundar uno?
Pirámides sociales, formas de pensar categóricas y verticales. Organizaciones gallinero, (así decían que era el ejercito cuando presté el servicio obligatorio) La gallinas de arriba cagan a las de abajo….. pero bueno, nuestras pirámides especulativas son pirámides truncadas, más en el estilo mesoamericano. Los medios y sus voceros se quedan con su infantil idea del bien y el mal (parece ser la única que sirve para todos los estratos) donde el único trauma es la pobreza y la única terapia posible: el dinero.
La literatura de nuestras vidas, nuestra propia cultura se basa en muy pocos autores, no superamos el genero tele novelesco, y nos movemos entre el determinismo descarado de la corrupción y el indeterminismo infantil del “espíritu”. (Ver artículo de Schnitman) Soluciones sin concepción, parto sin dolor, modelos de felicidad, que te aprietan los testículos y el cuello en un incesante rumiar económico, (confundiendo economía con economizar) economizar esfuerzo, aire, tiempo, espacio, energía, economizar humanidad en función del simple tener = ser.
El Doctor acude y llama al pensamiento (llama para encender el pensamiento) cada uno especula a su manera en el bazar de la contemporaneidad, cada uno se ata a si mismo en la entrada del mercado, cada uno producto o desecho de producto se impacienta sobre la superficie de si mismo sin notar que los hilos invisibles del marioneto no llegan de lo alto de la pirámide sino de la tierra sobre la que se asienta.
Como algas flotantes
los hilos enredados
mueven nuestros miembros
públicos y privados
El teatro de la sociedad
devoró la cultura y
regurgito el limitado léxico
de la compraventa
del monte de piedad de la existencia.
La lectura acertada y actual renueva nuestra confianza en la interpretación psicoanalítica que incluye el presente concreto dentro de los abstractos tiempos del pensamiento que casi siempre se subliman en vez de sublevarse, que bueno sería seguir descubriendo bajo estas modernas ciudades con sus pirámides tumbas, los fósiles de un pensamiento subterráneo que como el petróleo sigue siendo el combustible fundamental de nuestro deseos y ansiedades.
Jaime Arbeláez Botero – Cali Diciembre 15 2008