- El enigma psicoanalítico del sexo –
El pensamiento, basado en el significante - producido en la primera infancia en el escenario simbólico de las diferencias sexuales, de acuerdo con la fórmula de Freud – funciona con una lógica de enigma: soy esto porque no soy lo otro, soy en lo que me diferencio.
El enigma consiste en la definición por el entorno, no por la propia característica. No me defino de forma positiva por lo que soy, sino por lo que no soy en el entorno de los otros.
A partir de allí queda sentada la lógica inconsciente del pensar, donde empiezo a ser yo cuando conozco al otro.
La relación sexual, por este fundamento simbólico, es una relación entre posiciones psíquicas, denominadas feminidad y masculinidad.
En este orden de cosas, para dar el merecido reconocimiento a la lucha feminista de la liberación del sometimiento al sexo opuesto, la palabra “opuesto” debe llevar al goce de la diferencia - en la psíquica naturaleza del sujeto humanito - que no es el del sometimiento.
Utilizar para el sometimiento lo que es dado para el goce, es una perversión. Si esto combate el feminismo, chapó*. Si se confunde o lo invierte, no chapó.
La diferencia sexual anatómica es la escena más a la mano en que se arma el juego de los símbolos, necesario para “recordar” - rearmar en realidad - lo que hace que funcione el pensamiento.
El pensamiento basado en el significante se rearma constantemente, esta su vertiente poética.
Eso somos: un pensamiento sustentado en la diferencia, específicamente en la oposición o juego de opuestos.
Así como la posición sexual femenina – por su juego, de diferencia esencial entre el vacío y la máscara, en el que se sostiene – es memoria del símbolo; es el mismo pensamiento humanito, el que se sustenta en la diferencia entre los símbolos, hablando más propiamente, entre los significantes; como hemos citado en los trabajos de Jaques Lacan en otra parte, significante es aquello que constituye la estructura del símbolo en el lenguaje, lo que hace posible el lenguaje, permite que funcione.
Esta maravilla somos. Maravillosa, a la vez que insoportable.
¡Ay amor, ay amor! – como decía el inmortal García Lorca - ¡ay amor de mi sueño mío!
“Sueño”, equivale aquí a símbolo.
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*Chapó. Expresión coloquial española que significa reconocimiento, como por ejemplo “sacarse el sombrero”.