Para este modelo económico: el sujeto consumidor, cuanto menos piense, mejor. Pensar
daña al consumidor que necesita el modelo.
Extremo
opuesto al sujeto que piensa, es un sonámbulo como los zombis de Hollywood.
La psicología del sonámbulo, una posición intermedia
entre la angustia y la represión.
Para
definirla, vamos a partir del funcionamiento normal de la psicología humana,
según la entiende la teoría psicoanalítica.
El
psiquismo normal está movido por lo que Freud llama “deseo inconsciente”, impulso
a buscar un sentido en la vida.
El
ser humano no puede estar tranquilo sin buscar una forma de entender sus cosas.
Así, el mundo ideológico, siempre está en pugna entre dos tendencias opuestas,
la del deseo inconsciente, que busca a cada paso un nuevo ser y la de un yo sostenido
por de una idea absoluta que lo sujeta a una concepción segura.
La
primera tendencia produce angustia, porque sigue un camino de incertidumbre sobre
sí mismo y sobre el mundo; mientras que la segunda lo protege de esta angustia,
pero lo lleva a la neurosis, porque produce una represión de todo lo nuevo, que
presiona sobre su imaginación reprimida en el inconsciente.
La
represión es como un corcho sujetado al fondo de un estanque mediante una
cuerda, tarde o temprano aparecerá en la superficie.
Así
nos lo muestra, por ejemplo, la historia del arte, en que vemos la presencia de
un tira y afloja entre estas dos tendencias inevitables del alma humana.
Entre
la represión y la angustia, el sonámbulo transita un camino intermedio. Anula
la tensión entre estas dos condiciones.
No
sufre la culpa que produce la represión, ni la angustia de la incertidumbre.
El
sujeto ha perdido el libre albedrío; por ello no sufre y se encuentra en una
situación ideal para obedecer sugerencias de conducta.
Sujeto consumidor.
El
sonámbulo ha borrado su mente, ha quedado flotando una mirada vacía ausente del
mundo. Para su conciencia, el mundo ha quedado infantilizado, sin sentido. Por
lo que está en una situación favorable para recibir los estímulos que se le
quiera dar; es un sujeto sin capacidad de discernir la realidad. Confunde el
tener con el ser.
El
aparato de propaganda de productos a los que acceder, que puede adquirir, halla
en él su objetivo. Se ha convertido en un ser sediento de la adquisición de
bienes. Se ha construido el sujeto consumidor.
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