Ambición sin límites, pérdida de la piedad y del amor
al prójimo.
Las
víctimas, que han sufrido la realidad del maltrato de la sociedad en sus
propias carnes, saben que esos valores llevan al mundo al suicidio.
Quizás
una sociedad basada en otros valores, por ejemplo, como el respeto, el trabajo,
el amor y la alegría, sea la sustitución cultural que necesitamos.
Me
da la impresión que nuestras culturas originarias se basan en estos últimos
valores humanistas. Esto es materia necesaria de investigación; sería el tesoro
que tenemos a la mano y la prueba viviente e histórica del buen vivir.
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