Nos sorprendemos de los
casos políticos en todos los niveles, institucionales, personales, públicos o
privados, en que la forma se contradice con el fondo, del poder de convicción
que produce lo que se dice desde el marco instituido, por más contradictorio
que sea con la realidad.
Un proyecto
empresarial, social o político que dice que va a hacer A y hace B, hace sentir
que se hace A, por más que la realidad sea B. Claro que, con el transcurso del
tiempo, esta contradicción tiende a visualizarse. Aunque sea así, en este
escrito nos centramos en el asombro ante el enorme poder de la forma sobre el
fondo.
¿Por qué se da este
curioso fenómeno? – Entendemos que es una cuestión psicológica, algo que tiene
su base en el funcionamiento de los mecanismos de la percepción.
En efecto, vivimos
colgados de las formas de la realidad, más que de sus contenidos. Es lo que nos
orienta y nos protege de la locura.
En la clínica
psicoanalítica de las enfermedades psicóticas, el encuadre del tratamiento es
muy importante para el paciente: el horario, la duración de las sesiones, el
estilo de la comunicación, la dicción, la lógica del discurso, etc., etc. Mientras
se va tratando el contenido psíquico, el paciente se sostiene de las formas del
tratamiento.
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