La cultura tiene que tener el objetivo de crear
ilusión.
Angustia y Éxito. Vacío y sentido.
La
vida es una mierda, nada vale nada, casi no existimos y al final desaparecemos
debajo de la tierra o en alguna lindeza parecida.
Sin embargo, hay una paradoja.
¡Oh!,
estamos en el reino de la maravilla:
Aquella
vacuidad no impide que la vida sea maravillosa y bella.
Para
convertir la mierda en oro, el gran secreto, es la ilusión.
¿Por
qué la mente requiere de ilusión para vivir?
Es
una pregunta fundamental.
La
mente humana, “El Ser”, como lo llamaba Heidegger, es como una pelota que
rebota dentro de un tubo. En la parte de abajo está el vacío y en la parte de
arriba, el sentido, la ilusión. El Ser heideggeriano va entre el vacío y el
sentido.
El
que se queda mirando el vacío de la base del ser, enloquece; y el que se cree
todo el sentido del mundo, es un tonto.
Lo maravilloso es la apertura y cierre del sentido del
Yo.
Paradójicamente,
lo que nos lleva a construir el sentido, es la visión del vacío. El vacío
interior, nos arroja (el término es del mismo Heidegger) hacia la construcción
del sentido en el mundo exterior.
Vacío
y arrojado, el pobre ser da vueltas dando manotazos para ponerle nombre a todo
lo que pilla.
Hasta
aquí su conducta está motivada por la desesperación del vacío; por eso necesita
superarla con la ilusión.
No
hay que perder la perspectiva. En el éxito del sentido del mundo siempre hay
una angustia. ¿Por qué? Porque sabemos que en el fondo hay un vacío.
De
todos modos, hay que llenar el cántaro agujereado; nuestra obligación
existencial es llenarlo; a pesar de que sea una empresa imposible.
Esta
es la razón por la cual, si las políticas del mundo real no son capaces de
ilusionar a las personas, no es posible sostener la vida.
Vacío
y lanzado, vaya y pase, pero también desilusionado, sin poder tener una
perspectiva, no es tolerable. Hay que combatir la desesperación con la ilusión.
Suicidio y depresión. Dos datos de la realidad.
Nos
acosa la depresión, hoy primera enfermedad mundial, y crece la cantidad de
suicidios, mientras disminuye su edad. Lo cual configura una situación
dantesca. La lógica dantesca es la elección de la muerte.
Para
ayudar a combatir la lucha existencial de los humanos, para no ser derrotados
por la angustia, es necesario tener una dosis de ilusión. Por esto es
importante que la gobernanza del mundo genere ilusión.
Y
esto es extensible, a mi entender, al arte. Como lo hacía el gran Giuseppe
Verdi en sus óperas, el espectador, el interlocutor de la obra de arte, ha de
llevarse un buen sabor de su encuentro con la obra, alguna alegría, alguna
gracia.
La
epidemia dantesca de suicidios se debe a que hemos dejado expuesto a los ojos
de los niños la relatividad de la vida, al mismo tiempo que les hemos negado la
ilusión. La ciencia está muy bien pero la tontera de sentirnos enamorados
también vale.
Con
esto no les queda a nuestros jóvenes otro mundo que el de Dante, el de la
muerte.
Causa psíquica del suicidio.
La
conducta de dejar a la luz los secretos oscuros, de que todo es símbolo, no es
una comida para cualquier estómago. Los niños tienen una cabeza chiquita y hay
cosas que no les caben. Esto se está haciendo en la cultura actual, se ha
construido un prejuicio de lucidez; esto puede conformar una lumino filia, una
idealización por la luz.
El
tiempo tecnológico, de los mega datos, nos ha confundido; superponiendo como si
fueran lo mismo, información con realidad. Una Luminofilia, sumada a una idealización
de la información; dos ideas cabeza abajo, que terminaron confundiendo la
realidad con los deseos.
La realidad es buscar la realidad. ¡Estamos!
Kant,
un filósofo alemán, ha propuesto que el objeto de la realidad no puede
alcanzarse.
Siguiendo
esta idea, el verdadero objeto de la realidad es su búsqueda. La realidad es
buscar la realidad.
También
lo propone Nietzsche cuando dice que la realidad es su interpretación.
Por
lo tanto, a los niños no hay que tratarlos como si fuesen sub-normales, cuando,
por el contrario, al estar menos condicionados que los adultos, en algunos
sentidos son más desarrollados.
Pero
no ha de confundirse su gran datado de la realidad, con la visión de la
realidad misma.
Si
se les proporciona la idea de que los datos son la realidad y los ponemos a
vivir en una realidad nefasta, es lógico que prefieran morir. ¿Para qué vivir
una vida de porquería; una tragedia infinita? En realidad, ya están muertos,
los hemos convertido en zombis, en muertos vivos. Con la única ventaja de que
pueden escapar quitándose del medio.
Muchos
datos y poca poesía, realidad sin ilusión. Mucha confusión, mucho euro
centrismo.
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