Algo me sorprende en las siguientes líneas,
algo que no se definir suficientemente, pero que me produce una profunda
impresión. Lo transcribo sin más.
“Abrí la puerta de mi apartamento, entré y
aspiré el olor, de pie junto a la puerta, durante algún tiempo, antes de
encender la luz. Un olor casero, a polvo y a humo de tabaco, el olor de un
mundo donde seres humanos viven y se esfuerzan por seguir viviendo.”
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