“Aureliano
Buendía rasguñó durante muchas horas, tratando de romper, la dura cáscara de su
soledad. Sus únicos instantes felices, desde la tarde remota en que su padre lo
llevó a conocer el hielo, habían transcurrido en el taller de platería, donde
se le iba el tiempo armando pescaditos de oro. Había tenido que promover 32
guerras, y violar todos sus pactos con la muerte y revolcarse como un cerdo en
el muladar de la gloria, para descubrir con casi cuarenta años de retraso los
privilegios de la simplicidad.”
De: Cien Años de
Soledad
Gabriel García Márquez
Aracataca,
Colombia (Marzo, 1927)
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