PRESIDENTE DEL MÁRKETING.
Hemos vuelto a la época presocrática, donde
la verdad era la verosimilitud. Donde no importaba la realidad objetiva como
prueba de verdad, sino que el discurso resultara creíble. Claro que en esa
época los griegos eran dueños del mundo, eran todos ricos y con el riñón bien
cubierto da igual que se dijera cualquier cosa de la realidad.
Sócrates vino a decir que había que demostrar
las verdades que se afirmaban en el discurso y por eso le hicieron beber la
cicuta.
Con el fondo de la filosofía de la post
verdad que sostiene que no hay ninguna verdad real ahora, que estamos en la
olla, el puro bla bla bla ya no funciona como antes.
En el presente quien gobierna la sociedad no
es al pueblo a través de sus representantes sino el propagandista. Bla bla bla
bla bla bla.
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