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sábado, 31 de marzo de 2018

EL AMOR, FIJACIÓN EN EL INCONSCIENTE CAMBIANTE.




La estructura, tal como la presenta la corriente epistemológica del ´estructuralismo´, es un conjunto de   elementos que no tienen, de forma aislada, identidad propia. Que por sí mismos no existen. Su función es la de combinarse unos con otros y según el lugar que ocupen en la relación con los otros, cobran la identidad de ser portadores de un sentido.

Esta definición es interesante porque nos dice que nada es nada por sí mismo. Que nada es nada si sirve sólo para mirarse el ombligo.

El significante insiste en el significado, pero no consiste en él.

Así funciona el lenguaje en la concepción de Ferdinand de Saussure, fundador de la lingüística moderna; el significante por el que se unen las palabras insiste en un significado, pero no consiste en él.

La palabra árbol, el sonido de esta palabra, su carácter fonético (“Significante”), si no estuviera en relación con el resto de las palabras del lenguaje, no significaría lo que nos viene a la cabeza cuando la pronunciamos, cuando la escribimos, como en este momento. Sería un ruido articulado que no nos haría sentir nada.

El significado no surge del significante al que está pegado, surge de la forma en que éstos se combinan.

Marrón no es marrón en la máquina psíquica de producción de sentido; marrón es el que no es azul, el que no es verde, etc., etc. 

Cuando pronuncio una palabra, ´la computadora´ inconsciente de la mente hace un trabajo de diferenciación  entre los sonidos de las palabras con el objetivo de descartar las que no corresponden con la palabra pronunciada. Una vez ubicada la palabra árbol, la palabra marrón, en la combinación de las palabras posibles, cobra sentido en la conciencia. La una es una planta grande, la otra un color.

En este punto la ´Teoría del significante´ de Lacan, ayuda a entender cómo se arma para el hombre el sentido de la realidad en el funcionamiento  inconsciente.

Cuando pasamos a través de una frontera geográfica, que al mismo tiempo implica un cambio de lengua, entre español y portugués, por ejemplo; en el lado de habla española, a la calle se le dice calle y al pollo se le dice pollo. En el lado portugués, a la calle se le dice rua y al pollo fargo.
                            
Para los del lado de lengua portuguesa ´fargo´ es naturalmente pollo. Para nosotros´frango´ no significa nada. ¿Frango? ¿qué es esa cosa, qué es ese sonido? Nada. Pero para los de la acera de enfrente es el sonido ´pollo´ lo que no tiene ningún sentido. Porque en el otro idioma, ese sonido no está combinado en nuestro inconsciente con los otros sonidos del lenguaje.

Es necesario que los sonidos se liguen al sentido, que las palabras tengan un significado, si no, no podríamos entender las cosas, ni a nosotros mismos.

El  concepto de estructura.

La estructura que inaugura Saussure, está armada por relaciones. Se trata de entidades elásticas, proclives al cambio permanente.

La combinación es cambiante por los nuevos símbolos que entran en la cadena del lenguaje inconsciente, y los que salen. Es un sistema dinámico y el sentido que se relaciona con ellos se va modificando a su compás.  
Por eso hay maduración, por eso hay cambio de sentido, por eso hay poema.

Podemos entender cómo el proceso de maduración a través de la experiencia es una ganancia de significantes en el pensamiento, que van cambiando la visión del mundo en cada etapa de la vida.

En esto consiste la Teoría del Significante de Lacan.

Las leyes según las cuales se combinan, no es mecánica, como si el símbolo que entra al sistema empujara en la fila a los que hay delante de él, esperando a que le atiendan en el mostrador de una tienda, a que le hagan un lugar; sino que cabe en el lugar de la cadena en el que lo sitúa el aporte al sentido establecido en la combinación que viene funcionando con anterioridad a su llegada.

Llega a donde  ´ha sido llamado´, según el decir de los discursos místicos.

Algunos significantes nuevos entran en la cadena y otros salen de ella; y el sentido cambia eternamente.

“Nada sí, pero no nada”, como decía el presocrático.

Nada es nada per se, sino por la relación con los otros elementos del inconsciente.

Es de la cifra combinatoria de la que el sentido emerge.

¿Cómo se sostiene el amor por alguien, el amor por algo, en un inconsciente con una estructura cambiante del sentido?

El inconsciente del sujeto primero se enamora con el deseo y después, su consciencia, decide seguir mirando de la misma forma a su objeto de amor enamorado, esa decisión consciente es el amor, que a partir de allí sostiene el mundo.

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