Un caso
de FOBIA estructurado en El estadio del
Espejo de Lacan.
EL CASO
DE HELENA L.
La paciente dijo en su sesión:
“Yo quiero querer ser querida, pero no puedo”,
“No puedo querer ser querida.”
Ella en otras palabras, no quiere ser
querida.
En otras palabras, no quiere querer.
El amor es una entrega al existir. Ella
padece UNA FOBIA, un temor al existir del amor.
Los desengañados
se engañan o los nombres del padre, de Lacan.
Viene el espejo del rostro de mi madre,
Viene el espejo a permitirme el engaño de mi
existencia.
Viene mi madre a mostrarme como yo soy todo
para ella. Viene a mostrarme ese engaño de su percepción, de ver todo en mí,
que no soy nada.
Precisamente en mí que no soy nada en mí que
no existo, a ella se le ocurre sentir que soy todo, y me lo muestra en su
expresión facial, cuando me mira enamorada, lo que Lacan llamará La mirada de amor de la madre.
Me ofrece la
posibilidad de que yo me identifique, y que crea como ella que soy todo.
Ese sentimiento
narcisístico es la base del ser, no porque seamos egoístas como a veces se
piensa, sino porque la cuerda que me es ofrecida para llegar a la tierra de los
existentes es el sentimiento del amor que alguien tiene por mí.
Iremos por la tierra
mirando todo con amor y haciendo nacer a seres de amor, si los miramos con
buena onda al menos.
Esa es la confusión esencial que me permite
ser. Pero tengo que pagar un precio, confundir para siempre la realidad con la
fantasía de amor. Seré pero por ser humano seré un ser de amor.
Por eso se armarán las peleas, los dones, la
agresividad, porque el ser humano va por ahí sintiendo amor y dando la
existencia.
En este sentido se puede decir que somos
seres de amor,
A Helena L. le pasa que ella no quiere querer
ser mirada con la mirada de amor.
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