Páginas

lunes, 30 de enero de 2017

Un ser cuya angustia está entre su deseo de querer querer el amor, que es un escapar al amor, y su deseo de hallar el amor.

Un caso de FOBIA estructurado en El estadio del Espejo de Lacan.
EL CASO DE HELENA L.

La paciente dijo en su sesión:

“Yo quiero querer ser querida, pero no puedo”, “No puedo querer ser querida.”

Ella en otras palabras, no quiere ser querida.
En otras palabras, no quiere querer.
El amor es una entrega al existir. Ella padece UNA FOBIA, un temor al existir del amor.

Los desengañados se engañan o los nombres del padre, de Lacan.

Viene el espejo del rostro de mi madre,
Viene el espejo a permitirme el engaño de mi existencia.
Viene mi madre a mostrarme como yo soy todo para ella. Viene a mostrarme ese engaño de su percepción, de ver todo en mí, que no soy nada.

Precisamente en mí que no soy nada en mí que no existo, a ella se le ocurre sentir que soy todo, y me lo muestra en su expresión facial, cuando me mira enamorada, lo que Lacan llamará La mirada de amor de la madre.
Me ofrece la posibilidad de que yo me identifique, y que crea como ella que soy todo.

Ese sentimiento narcisístico es la base del ser, no porque seamos egoístas como a veces se piensa, sino porque la cuerda que me es ofrecida para llegar a la tierra de los existentes es el sentimiento del amor que alguien tiene por mí.

Iremos por la tierra mirando todo con amor y haciendo nacer a seres de amor, si los miramos con buena onda al menos.

Esa es la confusión esencial que me permite ser. Pero tengo que pagar un precio, confundir para siempre la realidad con la fantasía de amor. Seré pero por ser humano seré un ser de amor.

Por eso se armarán las peleas, los dones, la agresividad, porque el ser humano va por ahí sintiendo amor y dando la existencia.

En este sentido se puede decir que somos seres de amor,


A Helena L. le pasa que ella no quiere querer ser mirada con la mirada de amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario