(1) El sublime objeto de la
ideología. S XXI. España. 2010.
El modo
propiamente humano de engañar: (Pág.
253)
“Podemos engañar a los animales mediante una apariencia que imita a la
realidad como un sustituto de ella, pero el modo de engañar a un hombre es
disimular la realidad — el acto de ocultarla nos engaña mediante la pretensión
de que oculta algo.”
El ser humano vive buscando encontrar algo. En una vieja historia
compiten dos pintores, Pharrasios y Zeuxis. Uno pinta unas uvas que atraen a
los pájaros y se dice de él: Este es el mejor ya que las uvas engañan al ojo de
los pájaros. El otro pintó un telón sobre la pared y se quedó quieto mostrando
su obra. Le dijeron que descorriera la cortina para poder verla quedando al
descubierto que el ojo humano busca lo que está oculto.
El deseo inconsciente funciona según esta propiedad: Buscar lo que no se
tiene, lo que no se ve. Es también la fórmula de la seducción: Sugerir - como el telón - que hay algo por detrás. El deseo
de encontrar del ser humano hace que siempre esté dispuesto a creerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario