
“En lo que a mí concierne, creo que repetiría con gusto ante las “tres religiones del libro”, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, la palabra desdeñosa que se pasaban solapadamente los espíritus libres de
La impostura no está en los dogmas, los ritos, las leyendas, que pueden ser admirables y enriquecedoras para la psiquis humana, sino en la aserción insolente, encontrada con demasiada frecuencia en estos tres grupos, de que son los únicos que están, por decirlo así, en línea directa con Dios.”
Es el problema que se engendra en la concepción de un significante no partido, no circulante, cerrado sobre sí mismo, que por ello no le es posible evitar radicalizar su cierre ¿Acaso lo que está cerrado puede estar abierto?
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