Lo importante de la relación sexual no está en el cuerpo ni por lo tanto en la forma en que se lo utilice en el acto sexual.
Está en lo que se pone en juego en la mente, durante el acto sexual.
Lo que se juega es la innata necesidad humana de buscar algo trascendente al detalle cotidiano.
Comer por ejemplo, una vez saciada la necesidad del hambre, no es para el ser humano importante por el hecho de comer en sí mismo, sino por el placer que le produce; por la necesidad psíquica de sentir un placer que llena la mente, no el intestino; la necesidad de que una comida le de algo más que el hecho nutricional. Cuando comemos no estamos pendientes de la cantidad de proteínas e hidratos de carbono que ingerimos, sino del placer de comer. Más allá de alimentarnos, buscamos en comer un placer inolvidable.
¿Quién es más sano psicológicamente, un heterosexual frustrado, que tiene relaciones sexuales que sólo le valen para superar la necesidad física, o un homosexual que halle en el sexo ese goce que no puede dejar de buscar como ser humano?
Lo que se busca en el sexo es el encuentro con el otro, más allá de la necesidad de descargar la tensión de la excitación sexual.
Me acuerdo de cuando éramos jóvenes, llegamos al momento que nos dijimos, ya no me importa hacer el amor por hacer el amor. Es algo más lo que busco en la experiencia del juego erótico.
Es el juego con el deseo lo que está en el fundamento de la relación sexual. Como en el refrán popular que dice: El sexo es pura gimnasia, el deseo está en la mente.
Es, efectivamente, un juego de posiciones entre el sujeto que desea y el objeto del deseo. Lo que importa es hallar una manera de ocupar estas posiciones en el juego, en el que el sujeto humano realiza su relación con el mundo. Es la relación entre el deseado y el deseante de los diálogos platónicos.
Esto es lo fundamental, porque en las posiciones del deseo se juega la posibilidad del pensamiento, desde el punto de vista psicoanalítico.
Para pensar una idea hay que ser capaz de desear tener esa idea. Para sentir un sentimiento es necesario desear sentirlo.
Para ser, hay que desear proyectar en el espejo del mundo, el propio deseo de tener un mundo.
La relación sexual en el sentido de la cópula anatómica no es una excepción - sino un escenario más, quizás el más íntimo por poner en juego nuestro propio cuerpo, al que estamos tan acostumbrados, del que nos sentimos tan cercanos que hasta llegamos a sentirlo como nosotros mismos - de este juego de las posiciones del deseo. De que ellas se produzcan, que interactúen, depende la existencia misma de la mente.
Si aceptamos esto, vemos que la particularidad anatómica con que se produzca el juego del deseo es secundaria.
De ello se deriva que las tendencias sexuales no tengan importancia alguna en lo que se refiere al sujeto psíquico humano, ya que en el escenario de la realidad sexual, como en todas y cualesquiera otras realidades, lo importante es que en ellas exista y se sostenga el sujeto, que en el juego del deseo se recrea y se sostiene permanentemente. Lo esencial es la existencia que se pone en juego, no la forma en que se lleva a cabo este juego, que en este sentido es secundario.
Mirada de esta manera, la cuestión de los gustos y orientaciones o tendencias sexuales es, como decían los japoneses clásicos, asuntos de almohada.
Luis Schnitman
Madrid. 5.7.2009
Tengo varias preguntas:
ResponderEliminarY no nos la pasamos dandonos cuenta que detrás (del otro) solo hay vacio, que casì siempre buscamos encontrar otro ser humano pero ese humano no aparece?
Tu recuerdo de "llegamos al momento que nos dijimos, ya no me importa hacer el amor por hacer el amor". Se refiere a tu generaciòn? Desafortunadamente para mí lo que veo es que se hace el amor por hacerlo, màs que por que
se busque algo más en la experiencia del juego erótico.
Catalina
Catalina.
ResponderEliminarEntiendo que lo importante es desear. Alguien llegó a decir que el objeto del deseo es el desear mismo. La comprensión intelectual de esto no puede evitar que en el desear nos llenemos de ilusión y esta ilusión sea vivida como una realidad. Y en esto se construye la vida y nada le falta. Algunos han hecho de esto una visión nihilista, pero no es nada, es nuestra materia de ser. Realidad de ilusión pero no ilusoria.
Lo de no hacer el amor por hacerlo, fué un paso personal en mi juventud. Lo juvenil es un poco así, una corriente de pasión y sensación, sin embargo creo que más adelante hay que vivir el misterio en este impulso corporal, añadir una nueva sensación de verdad a la sensación corporal. ¿No?
Perdona no contesté antes, creo que no me lo mandó el blog al correo y no lo vi hasta hoy.
Gracias.
Saludos