“Ni el marxismo, el psicoanálisis, las
filosofías Post 68 etc., parecen resolver la inercia ideológica que atenaza los
espíritus en lo que Freud llamó en su día una obediencia retardada.” *
Siempre me impresiona esta fijación en el
pasado que lleva al rechazo de lo nuevo. La idea de Freud de una obediencia
retardada, supongo que nos habla de una reminiscencia inconsciente, que anida
en lo profundo de nuestra personalidad apegándonos a las vivencias y a las
emociones del pasado.
Indudablemente hay algo entrañable en la
nostalgia de evocar sucesos queridos de nuestra historia. No vivimos en el
pasado, pero su rememoración gozosa es un placer que nos podemos permitir, en
un momento del presente en que llegan a nuestra memoria.
La ´obediencia retardada´ de Freud, ocurre
cuando la emoción de lo vivido se fija en nuestra personalidad, gobernando las
emociones presentes, en una especie de tiranía, de obediencia debida a un
suceso anterior.
Aquí, el tratamiento psicoanalítico ofrece
una ayuda, porque nos muestra lo relativo del pasado, nos muestra por decirlo
de otra forma, que podríamos tener otro pasado, que podríamos ser otros.
Como dijo Borges, en uno de sus prólogos: “Es
puramente circunstancial que seas tú el lector y yo el escritor”.
Esto nos cura de la obligación de vivir en el
pasado. El pasado que ha producido nuestro presente es puramente
circunstancial. Yo, nos diría Borges, citando a algún pensador apócrifo, soy
puramente circunstancial.
Cuando me relativizo de esta manera me curo
del pasado y puedo dar pasos en el presente.
En este camino el ´Psicoanálisis Comunitario´
puede ejercer una guía: Que cada paso sea escribir un poema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario