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miércoles, 28 de marzo de 2012

SEXUALIDAD EN FREUD. 2. Mecanismo de elección de objeto no natural y heredado sino histórico.



En la tradición cultural la sexualidad humana había sido considerada como la parte animal del hombre, dominada por el instinto ante ciertos estímulos sensoriales de forma refleja, como en el caso del olor de la perra en celo. El perro macho no se fija en la hembra sino por este olor, que cuando no está presente no se siente sexualmente excitado por ella en absoluto. Así funciona en todo el reino animal, excepto en el humano en que tiene que ver con la historia del sujeto y las formas de seducción o acercamiento en la comunicación.

La característica del instinto animal es que el objeto está predeterminado por
un reflejo que responde ante un estímulo a los sentidos.
En el humano el objeto no está predeterminado.

Freud empieza a estudiar esto por un fenómeno que le llama la atención en algunos estudios psiquiátricos de la época, como los que describió Ellis en un recuento de lo que en su época llamaban las aberraciones, lo que resultó un poco escandaloso.
Como el caso del fetichista por ejemplo, en que una persona se sentía atraída sexualmente por un detalle, como por ejemplo en el caso del pañuelo de ciertas características, de color, olor, etc. O por el bigote, o cierto color de pelo.

Se había descrito un caso de un hombre que sólo podía excitarse sexualmente con su mujer si en un cierto momento del juego erótico le cortaba un mechó de pelo con unas tijeras,.
El homosexualismo también se lo encasillaba en este concepto, como variaciones de los hábitos sexuales de diversa índole.

En los Tres ensayos sobre la sexualidad infantil, de 1905, se da cuenta que el niño cuando empieza a descifrar el mundo, entre los 12 y 24 meses de edad, ve estimulada su atención por cualquier cosa que se encuentra en el camino, un juguete, un montoncito de basura, el reflejo de la luz, y así indefinidamente. A esta característica del inicio del deseo del niño lo va a denominar perverso polimorfo, con lo cual empieza a descifrar la base del mecanismo del deseo.

Por lo tanto se da vuelta la noción de instinto animal con un objeto predeterminado, y de conductas enfermizas llamadas perversiones por alejarse de la norma ideológica social sobre el objeto del deseo.

A partir de entonces el sentido de la sexualidad en Freud, lejos de un instinto natural dirigido a la reproducción animal de la especie, se empieza a entender como una forma de relacionarse con el mundo a través de lo que llama su atención, a través de lo que le hace ilusión; del deseo entendido como un mecanismo de diferenciación y organización de los objetos de la realidad.
Esta será la base de su formulación sobre el funcionamiento inconsciente.

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