
Cita de “Con los ojos abiertos”, Pag. 272, Edit. Emecé. Buenos Aires. 1982.
“Por cierto no niego la grandeza específica del hombre de la que habla Pico de Mirándola: El hombre, amo, ordenador y escultor de sí mismo, libre de elegir entre el bien y el mal, don que el animal no posee. Pero precisamente esa casi libertad de elección nos vuelve responsables.
Cuando golpeamos a un niño o cuando le hacemos pasar hambre, cuando lo educamos de tal forma que su pensamiento es desvirtuado o pierde el gusto por la vida, cometemos un crimen con el universo que se expresa a través de él. Lo mismo sucede cuando matamos un animal sin una buena razón o cuando cortamos un árbol.
Cada vez traicionamos nuestra misión de hombres, que sería la de organizar un universo un poco mejor.”
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