
Hablando de la pasión por las sectas, dice que en ellas el humanito alienado en las necesidades halla la embriaguez, el abandono de los sentidos. Se debe hacer algo más que encuestas parlamentarias o redadas policiales.
Se debería ofrecer a los seres humanos algo más satisfactorio, el sentimiento de lo sagrado, de la belleza y de la felicidad en la vida.
La desgracia existiría de todos modos, pero sólo sería aquella, indestructible, que pertenece al orden natural de las cosas.
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