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miércoles, 16 de junio de 2010

Fragmento del libro “AMOR Y TEMBLOR – Psicología de la vida erótica”, de próxima publicación en Internet.

En el campo del deseo, acontecieron hechos que marcan la historia:

La persona del hombre, que no es tonto, para evitar que la mujer, que es sabia, le machacara, en la egoísta lucha por el poder, que es parte de la base social de los humanitos, le machacó antes.

Aprovechando la ligazón de la mujer a la gestación, la convirtió en gestante y la arrinconó en la sexualidad materna, para apartarla de la sexualidad con el hombre. Abrió la sucursal de la prostitución, para separar bien las cosas en una buena confusión que servía a sus intereses. Su interés fundamental era el que le inspiraba el miedo a ser dominado por la sabiduría de la mujer en el campo del deseo, ya que la fémina guardaba en su propia naturaleza femenina el secreto de este campo, que funda la psiquis.

Después, allá por el siglo XX y XXI, la mujer recuperó sus fueros y en el juego del poder sojuzgó al hombre aprovechando la esencial tontería necesaria de él respecto del deseo. Confundió la audacia del hombre para ser “el tonto” con estupidez, y a consecuencia de este error dejó de admirarle.

Cuando una mujer es penetrada por un hombre y desvía la mirada, no lo hace por vergüenza, sino por respeto a la audacia del hombre en ser tonto.

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