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domingo, 29 de septiembre de 2019

REALIDAD SIN ILUSIÓN.


La cultura tiene que tener el objetivo de crear ilusión.


                                Nacer de nuevo- 1960- Remedios Varo- pintora surrealista, nacida en España 

Angustia y Éxito. Vacío y sentido.

La vida es una mierda, nada vale nada, casi no existimos y al final desaparecemos debajo de la tierra o en alguna lindeza parecida.

Sin embargo, hay una paradoja.

¡Oh!, estamos en el reino de la maravilla:

Aquella vacuidad no impide que la vida sea maravillosa y bella.
Para convertir la mierda en oro, el gran secreto, es la ilusión.

¿Por qué la mente requiere de ilusión para vivir?
Es una pregunta fundamental.

La mente humana, “El Ser”, como lo llamaba Heidegger, es como una pelota que rebota dentro de un tubo. En la parte de abajo está el vacío y en la parte de arriba, el sentido, la ilusión. El Ser heideggeriano va entre el vacío y el sentido.

El que se queda mirando el vacío de la base del ser, enloquece; y el que se cree todo el sentido del mundo, es un tonto.

Lo maravilloso es la apertura y cierre del sentido del Yo.

Paradójicamente, lo que nos lleva a construir el sentido, es la visión del vacío. El vacío interior, nos arroja (el término es del mismo Heidegger) hacia la construcción del sentido en el mundo exterior.
Vacío y arrojado, el pobre ser da vueltas dando manotazos para ponerle nombre a todo lo que pilla. 
Hasta aquí su conducta está motivada por la desesperación del vacío; por eso necesita superarla con la ilusión.

No hay que perder la perspectiva. En el éxito del sentido del mundo siempre hay una angustia. ¿Por qué? Porque sabemos que en el fondo hay un vacío.
De todos modos, hay que llenar el cántaro agujereado; nuestra obligación existencial es llenarlo; a pesar de que sea una empresa imposible.

Esta es la razón por la cual, si las políticas del mundo real no son capaces de ilusionar a las personas, no es posible sostener la vida.

Vacío y lanzado, vaya y pase, pero también desilusionado, sin poder tener una perspectiva, no es tolerable. Hay que combatir la desesperación con la ilusión.

Suicidio y depresión. Dos datos de la realidad.

Nos acosa la depresión, hoy primera enfermedad mundial, y crece la cantidad de suicidios, mientras disminuye su edad. Lo cual configura una situación dantesca. La lógica dantesca es la elección de la muerte.

Para ayudar a combatir la lucha existencial de los humanos, para no ser derrotados por la angustia, es necesario tener una dosis de ilusión. Por esto es importante que la gobernanza del mundo genere ilusión.

Y esto es extensible, a mi entender, al arte. Como lo hacía el gran Giuseppe Verdi en sus óperas, el espectador, el interlocutor de la obra de arte, ha de llevarse un buen sabor de su encuentro con la obra, alguna alegría, alguna gracia.

La epidemia dantesca de suicidios se debe a que hemos dejado expuesto a los ojos de los niños la relatividad de la vida, al mismo tiempo que les hemos negado la ilusión. La ciencia está muy bien pero la tontera de sentirnos enamorados también vale.
Con esto no les queda a nuestros jóvenes otro mundo que el de Dante, el de la muerte.

Causa psíquica del suicidio.

La conducta de dejar a la luz los secretos oscuros, de que todo es símbolo, no es una comida para cualquier estómago. Los niños tienen una cabeza chiquita y hay cosas que no les caben. Esto se está haciendo en la cultura actual, se ha construido un prejuicio de lucidez; esto puede conformar una lumino filia, una idealización por la luz.

El tiempo tecnológico, de los mega datos, nos ha confundido; superponiendo como si fueran lo mismo, información con realidad. Una Luminofilia, sumada a una idealización de la información; dos ideas cabeza abajo, que terminaron confundiendo la realidad con los deseos.

La realidad es buscar la realidad. ¡Estamos!

Kant, un filósofo alemán, ha propuesto que el objeto de la realidad no puede alcanzarse.
Siguiendo esta idea, el verdadero objeto de la realidad es su búsqueda. La realidad es buscar la realidad.

También lo propone Nietzsche cuando dice que la realidad es su interpretación.
Por lo tanto, a los niños no hay que tratarlos como si fuesen sub-normales, cuando, por el contrario, al estar menos condicionados que los adultos, en algunos sentidos son más desarrollados.

Pero no ha de confundirse su gran datado de la realidad, con la visión de la realidad misma.
Si se les proporciona la idea de que los datos son la realidad y los ponemos a vivir en una realidad nefasta, es lógico que prefieran morir. ¿Para qué vivir una vida de porquería; una tragedia infinita? En realidad, ya están muertos, los hemos convertido en zombis, en muertos vivos. Con la única ventaja de que pueden escapar quitándose del medio.

Muchos datos y poca poesía, realidad sin ilusión. Mucha confusión, mucho euro centrismo.

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